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Salon dada - Ballet subacuatico (Maxi)

miércoles, 28 de noviembre de 2007


1. Ballet subacutico
2. Cazadora de ciervos
3. Secustrarte
4. Dada Funk


FECHA PUBLICACION: 1984

CORTESIA: polarbears

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Te lo debo todo

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Luis Alonso y Javier Ruiz, que habían estado en Paso de Cebra después de los viejos tiempos adolescentes de Simon & Garfunkel & Dylan en la ovetense Iglesia de la Gesta, eran muy afines, no solo en gustos y preferencias, sino también en la forma en que debían hacerse las cosas, particularmente en lo relativo a la composición. "Nos importaba mucho el contenido de las letras" -recuerda Luis- "y según el sentimiento que sugiriesen les añadíamos una melodía u otra".

La formación original de Salón Dadá incluía, además de a Luis Alonso (guitarra), a Pepe Albella Estevez (batería), Jesús Naves (teclados), Roberto Alonso (guitarra) y Javier Ruiz (bajo). Su música, a principios de la década, era entonces "absolutamente primitiva". Trataban de olvidar su protohistoria y adquirir nuevos hábitos de trabajo, para lo cual "nos atrevíamos con cualquier instrumento, aunque desconociéramos su técnica". De este modo conseguían ambientes sonoros diferentes a los acostumbrados y poco a poco definían su propia personalidad. "Después de diversos experimentos de este tipo, grabamos una maqueta muy variopinta por su insensatez".

Tenían influencias que iban desde la música tecno hasta la minimalista, pasando por la "recreación de incipientes versos dadaístas dotados de melodías pop". La presentación del grupo, una vez anexionado Crimen Perfecto, fue en la sala Vértigo (en otras épocas más salvajes conocida como Brujas y después, una vez concluida la época dorada del pop en Oviedo, como Stylo) y las expectativas desde ese momento fueron muy alentadoras, tanto por la respuesta del publico como por el interés suscitado en los medios. Poco tiempo después lograban grabar un mini elepé de lujo con la compañía Zafiro, que pretendía convertir a Salón Dadá en un grupo "objetivo".

Pero una serie de extraños sucesos, que harían palidecer de envidia al propio Alfred Hitchcock, condujeron el disco a los abismos del olvido. Los ejecutivos de la discográfica sufrieron amnesia asturiana y el trabajo de Salón Dadá paso prácticamente desapercibido en el mercado nacional por ausencia de promoción y distribución. Una vez recuperados de la derrota y con una serie de canciones arquitectonicamente perfectas ficharon por la Sociedad Fonográfica Asturiana en colaboración con Hixpavox. Sacaron dos singles: Te lo debo todo (cuya cara B contenía la joya pop Litoral Francés) y Río Abajo, extraídos del L.P. Salón Dadá. Para algunas personas la canción "Río Abajo" (una verdadera maravilla del pop asturiano) ira unida para siempre al recuerdo de días de verano en la playa de Borizo, Celorio, en Llanes

Hicieron varias televisiones de carácter nacional y se sentían alentados por las buenas criticas de expertos de todo el país. EI numero de ventas conseguido en Asturias también era muy estimulante. Mientras todo esto ocurría, prepararon un extenso repertorio retrospectivo de The Beatles que, si bien al principio sirvió para acompañar musicalmente una muestra de moda, les dio la oportunidad de amenizar el paseo que el director Richard Lester se dio por el Festival de Cine de Gijón, entonces dirigido por Aladino Cordero.

La ultima grabación en formato disco fue Oviedo está aquí, una canción hecha por encargo del ayuntamiento de Oviedo. En ella la presencia colaboradora de Tino Casal, recién recuperado entonces de sus dolencias mecánicas, era clara y notoria. La ultima y mas desastrosa etapa de Salón Dada, al menos en cuanto a perdida de referencias asumibles por todos los componentes, comenzó con la huida hacia delante del bajista Javier Ruiz . EI carácter universitario de estos músicos llevó a que algunos de ellos, decepcionados ante los escasos resultados efectivos logrados fuera de Asturias, se decantasen definitivamente por otras actividades menos artísticas pero sí más rentables económicamente.

Javier Ruiz, químico, fue el primero. Una multinacional química lo secuestro varios meses en Suecia y posteriormente lo "colocó" en el País Vasco. Su puesto en la banda fue cubierto por Javier Gavilán, músico experto en mil batallas depredadoras musicales. EI gran error del grupo fue la inclusión, por decisión más o menos establecida por Tino Casal, de un nuevo vocalista. Armando, de profesión "moderno de Oviedo de toda la vida" fue el encargado de dar la cara. Tenia imagen, demasiada imagen. Pero no era aquello lo que cabía esperar de Salón Dada.

Luis Alonso, profesor de inglés, no tardo tampoco en dedicarse plenamente a la enseñanza. Y luego vendría la emigración madrileña. Roberto, especialista en sistemas informáticos de planimetrías y Chus Naves, musicólogo, dieron con sus huesos en la capital del Estado. A ellos se unió también el batería, Pepe Albella. Juntos, en Madrid, intentan hacer un nuevo grupo, con o sin Salón. Una de sus ultimas "comparecencias" como Salón Dada fue durante la boda de su descubridor y mecenas, Julio Cesar Iglesias, en el invierno de 1988. Confiemos en que, con mejor criterio que los Juniors, los Dadá no se unan dentro de veinte años para dar un concierto benéfico en el teatro Campoamor. No nos gustaría un revival tipo "20 years after". Fueron uno de los grandes grupos asturianos, pero la nostalgia musical es cosa de Migueles Ríos y otros accidentes geográficos.

MINI-FRAGMENTO DEL GRUPO

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